El Sueño de Akana

Fundar Akana en 2013 fue un desafío monumental, un sueño que cobró vida gracias al esfuerzo incansable de la maestra Blanca Rita. Su determinación fue crucial, ya que en aquel entonces el maestro Francisco Escárcega se encontraba en Cuernavaca y no en Irapuato.

La historia de este sueño comenzó mucho antes. En 1982, Blanca Rita y Francisco llegaron a Irapuato, y solo un año después, en 1983, dieron origen a Teatro Tlancualejo con la puesta en escena de Silencio, Pollos Pelones de Emilio Carballido. Desde entonces, año con año, han llevado a escena dos obras, consolidando una trayectoria llena de éxitos y reconocimientos. Su talento y compromiso han sido avalados por instituciones como el FONCA, Bellas Artes y organismos internacionales como la UNESCO.

Sin embargo, uno de los mayores obstáculos en su camino fue la falta de un espacio propio. Teatro Tlancualejo tuvo que adaptarse y sobrevivir en donde fuera posible: desde un garaje hasta casas prestadas, siempre con la pasión intacta pero con la incertidumbre constante de no contar con un lugar fijo para crear y compartir su arte.

El destino dio un giro en 2012, cuando el maestro Francisco Escárcega, además de ser un teatrista de alma y corazón, se jubiló de la Comisión Federal de Electricidad. Con los recursos obtenidos y el apoyo inquebrantable de Blanca Rita, decidieron dar el paso definitivo: adquirir un espacio propio.

Así nació Foro Akana, en un modesto local de la calle Francisco Sarabia que antes albergaba una panadería. Blanca Rita lideró las remodelaciones con creatividad y amor por el teatro: los ladrillos del antiguo horno artesanal fueron reutilizados para construir el foro y una jardinera, y el piso de madera se instaló pensando en facilitar las clases de danza. Cada detalle fue construido con esfuerzo y visión, transformando un espacio común en un templo para las artes escénicas.

En enero de 2014, Akana abrió oficialmente sus puertas con una función de Israel Gracia, un talentoso bailarín y fundador del colectivo de danza moderna Akiazotamos. A partir de ahí, comenzaron a montarse obras que dieron vida y esencia al foro: Apenas son las 4 de Tomás Urtusástegui, Cornudo, Apaleado y Contento, y muchas más. Con el tiempo, Akana se convirtió en la sede oficial de Teatro Tlancualejo, un hogar para artistas y soñadores.

Entre sus primeras grandes producciones destacó Opción Múltiple, la obra que marcó la inauguración formal de Akana. A esta le siguieron éxitos como Papá está en la Atlántida y El Avaro de Molière, dirigida por David Eudave, un exalumno de Blanca Rita en el Instituto Irapuato, quien regresó para aportar su talento y seguir enriqueciendo la historia de este espacio.

Akana es más que un foro, más que un teatro. Es el resultado de décadas de entrega, de amor al arte y de lucha contra la adversidad. Es el testimonio vivo de que los sueños pueden construirse, ladrillo a ladrillo, con pasión, esfuerzo y la firme convicción de que el arte transforma vidas.